Una subida inédita
La subida a los lagos de Cancano es una novedad en el Giro de Italia. No es una ascension muy comprometida, pero el hecho de que sea el final de etapa la hará combatida e interesante. La pendiente media es del 6,9%, la máxima del 9,5% con un desnivel de 692 metros hasta los 1.941 m de las torres de Fraele. La carretera tiene entre 5 y 6 m. de ancho, con asfalto rugoso, sin mojones que indiquen los kilómetros. Al estar expuesta al sur goza de mucho sol, a lo que se une el hecho de que no disponga de tramos en sombra. Lo que la hace impagable son sus vistas, los escorzos de los barrancos y de las paredes de roca hasta la excepcional ubicación de las torres,la repentina mutación del paisaje al entrar en el valle de Fraele; por último, la sensación de asociar una subida alsigno recóndito de la historia.
Iniciando por Bormio, el tramo inicial de Premadio de 4,5 km siguiendo por la carretera de la iglesia de S. Gallo, si bien es breve, sirve de calentamiento. El vetusto puente sobre el Adda anuncia la subida con dos curvas y un primer impulso, dentro de la localidad, cercano al 7,5%. Alcanzada y atravesada la estatal 301 se prosigue (hay que seguir las señales hacia los lagos de Cancano) con una ascensión algo más moderada (6,5%). En el kilómetro 1,2 se deja a la izquierda Via Degola e, con una curva muy pronunciada se remontan las estribaciones del Monte delle Scale con un primer tramo en el que se presentan durante unos 500 metros los porcentajes de pendiente más acentuados (8-9%).
La ladera está recubierta por largos flujos de escombros digitiformes y por un arbustos bajos y musgo con trazos amarillentos de brezos y algunas manchas de pino silvestre. Es el bosque de Arsiccio, cuyo topónimo, de arso, ‘seco’, determina el tono árido del suelo y la vegetación característica que lo cubre. La carretera sube en diagonal la pendiente de manera que la vista se abre poco a poco hacia Valdidentro. En el km 5, quienes no tengan ánimo competitivo, pueden aprovechar el área pic-nic (alt. 1.513, fuente) desde la que se vislumbran, por primera vez, las torres y la meta. Se acerca pues el inquietante Sasso di Prada, imponente monolito de roca precipitado en tiempos remotos desde el Monte delle Scale.
En el Km 5,5 y a cota 1.656, en corresposdencia con el enlace con una carretera proveniente de Pedenosso (posible subida alternativa), empieza el tramo más excitante, las 19 curvas estrechas para superar el el vertiginoso muro de las Scale. Los aficionados de las subidas se podrán acercar a los célebres ‘Lacets de Montvernier’, famosos desde el Tour de 2015. Sobre los continuos vaivenes la pendiente se estabiliza entre el 6 y el 7%, nunca excesiva, evidenciando el dato común de las ‘carreteras militares’, esto es, la constancia por encima de la largura, una pendiente continua y aceptable que consiente el transporte agil de las provisiones. Las últimas curvas anuncian el punto más espectacular: dos breves galerías, escavadas en la roca que preceden la maravilla de las torres. Incluso el más fuerte de los escaladores no podrá evitar admirar el fantástico panorama hacia las cimas, en concreto sobre los neveros de Cima Piazzi (alt. 3.439). Los últimos cien metros son llanos y se desarrollan sobre un camino de tierra, muy fluidos, que conducen al Lago de las Scale, en la Valle de Fraele y a los respectivos refugios y restaurantes.